Si importa

Hoy vengo con una reflexión que me gustaría compartir.

Esta mañana he estado de recados varios y he vivido dos situaciones que me han invitado a reflexionar.

La primera es que he comprado pan en una panadería artesana, donde realizan el pan con masa madre, con harinas de calidad, harinas especiales y que tienen un coste elevado porque son harinas que se elaboran con mimo y cuidado. Alguno de los panes está elaborado con levados prolongados. Es decir, un pan que lleva mucho trabajo y esfuerzo, desde la persona que recolecta el cereal para hacer el pan hasta el panadero que lo realiza. Yo hago pan en casa, así que conozco cómo es el proceso y todo el trabajo que hay que dedicarle. La panadería es coqueta, está bien expuesto todo el producto, la verdad es que es un sitio que llama a entrar. ¿Y cuál es el pero?, el pero es un dueño (el señor panadero) muy poco amable, ligeramente borde, una persona que no muestra todo el cariño y esfuerzo que pone en su trabajo… La cosa quedó ahí, pensé que quizás tuviera un mal día (aunque lo conozco y nunca lo he conocido en un día bueno), y no le dí importancia.

Regalo mal envuelto

Pero en mi ruta de recados llegué a una juguetería a comprar un regalo. Me atendí sola, que es algo que agradezco profundamente, las dependientas o los dependientes que persiguen me ponen muy nerviosa. Elegí el juguete con esmero después de recorrer la tienda despacio y fui a pagar. Les pedí que me envolviesen el juguete y había una chica nueva a la que la dependienta antigua estaba «enseñando». La dependienta nueva se esforzó, cortó el papel, pero cuando fue a poner la caja el paquete no cabía. La dependienta antigua conocía el «truco» de envolver en diagonal y se lo explicó, hasta ahí muy bien. Pero entonces la dependienta antigua le dice a la nueva » a ver esto cuando estemos en campaña nada de esmerarse con el envoltorio, lo envuelves como sea que da igual, total los niños rompen el papel en 3 segundo y no importa». Me quedé muy malamente sorprendida. No dije nada, la verdad porque considero que cada uno hace su trabajo como le parece y ya veré yo si vuelvo o no. Ya os digo que no volveré.

Regalo bien envuelto

¿Por qué?. Pues ahí viene todo el tema de este post. Pues sencillamente porque no da igual. Primero me parece que porque el que va a recibir el regalo sea un niño, que, además, va a romper el papel en 3 segundos (cosa cierta), SI importa. Si eres dependienta y envuelves para regalo eso es parte de tu trabajo y hacerlo bien SI importa. Además, hay niños que son delicados y saben apreciar las cosas bien hechas y sino, un regalo bien envuelto habla de que la persona que lo da se ha preocupado. Segundo porque si no te esfuerzas en esa parte de tu trabajo es posible que lo demás también dé igual, por lo tanto no haces bien tu trabajo porque da igual. Tercero ¿que opina esta persona de que el camarero de la esquina haga un mal café, mal servido y en una taza no tan limpia?, ese camarero puede pensar: «si se lo beben en dos minutos, da igual». ¿Y cuando vas al médico y ni te mira, te receta algo rápido y te despacha en 2 minutos? ¿Da igual?, ¡NO!, la gente se queja de esto (ojo no digo que sea siempre así, pero a veces ocurre). Y así con todo. No da igual hacer mal tu trabajo, no da igual porque es una mentalidad poco próspera, poco automotivadora, poco seria, poco profesional y poco humana (desde el punto de vista de que somos, se supone, una raza «superior»).

Café mal servido

Entonces recordé al panadero, al que no le da igual hacer bien su pan pero si le da igual el trato al cliente. Y hoy, estas dos personas me han perdido como clienta, porque a mi no me da igual. Cuando trabajas de cara al público o con personas hay que esforzarse por tratar bien al cliente/paciente/consultante y ser profesional, que incluye hacer bien tu trabajo, lo mejor que puedas. Hay días que se da mejor que otros, pero la amabilidad y la educación y el respeto al otro siempre ayudan, aunque hoy no sea tu mejor día si te esfuerzas un poco y eres respetuosa, amable y educada, la persona que tienes delante agradecerá eso. Tal vez esa persona sea de las que le da igual, pero a ti no debería darte igual. Decía mi abuela en su gallego natal «as cousas ben feitas, ben parecen», que quiere decir que «las cosas bien hechas, bien parecen». O lo que es lo mismo, si te esfuerzas por hacerlo bien, se nota.

Café bien servido

Vivimos en una sociedad que ha perdido la cultura del esfuerzo, una sociedad a la que todo le da igual. ¿Y como estamos?: el planeta contaminado (porque da igual), la pobreza galopante (porque da igual, ¿a mi que me importan los que no conozco?), los ancianos solos (porque da igual), muchas personas con fuertes problemas emocionales (porque da igual), … No da igual herir a otro con mis palabras, no da igual no reciclar, no da igual que el otro sea pobre aunque viva en otro continente o en el pueblo de al lado, no da igual hacer las cosas de forma mediocre, ¡no da igual!.

Al final cuando piensas que da igual en el fondo te estás diciendo yo me doy igual. Si no te esfuerzas por hacer un buen trabajo eres mal profesional. Si no te esfuerzas por cuidar tu cuerpo estás enfermo. Si no te esfuerzas por gestionar tus emociones tienes problemas emocionales. Si no te esfuerzas porque el mundo sea un lugar mejor no lo es ni lo será.

Ahora voy a contaros una historia de una persona a la que no le daba igual y le iba bien. Viví un tiempo en una calle de Madrid donde había un bar en el bajo de mi edificio. El dueño, al que le daba todo igual, no pagaba la seguridad social, ni la luz, ni el agua, y cada 4 meses le embargaban, le cortaban la luz y le cortaban el agua. Pagaba fatal a sus empleados y solo conseguía empleados mediocres, vagos y que no hacían bien su trabajo. Pero tuvo la suerte de contratar a Vanya. Vanya era encantador, educado, amable, trabajador y super profesional. Todo lo contrario que sus compañeras. Vanya cuando había clientes los atendía amable, y rápidamente, siempre con una sonrisa y mucha educación. Era maravilloso, siempre tenía una palabra amable, una sonrisa y servía con mucha profesionalidad. Cuando no tenía clientes limpiaba el bar, ordenaba los vasos, limpiaba la acera. Y cuando ya había hecho todo eso, mientras sus compañeras que no habían movido ni un dedo y solo charlaban entre ellas, se ponía en la puerta del bar y ayudaba a los vecinos con la compra o con lo que hiciese falta. Todas las señoras y señores mayores del edificio le adoraban y los vecinos bajábamos al bar sólo cuando estaba él. Vanya que, además de trabajador, era muy listo, viendo el panorama y su buen trabajo pidió un aumento de sueldo. Al fin y al cabo él era el único que trabajaba. ¿Qué hizo su jefe? le dijo que no, y Vanya se despidió. En cuanto el dueño de un bar de la zona se enteró contrató a Vanya por el sueldo que pedía. No estuvo ni 5 minutos sin trabajo. Y yo no volví a bajar al bar, pero me alegré por Vanya y siempre me acuerdo de él como ejemplo de lo que hace que la vida no te de igual.

La mejor carta de presentación de Vanya era su profesionalidad. Seguramente Vanya tendría días malos, seguramente echaba de menos su país, sus costumbres, y seguramente habría días que no querría ir a trabajar, sobre todo con el jefe que tenía y por el sueldo que cobraba. Pero él SIEMPRE era profesional porque no le daba igual. A él le IMPORTABA. Y los demás nos dábamos cuenta y le agradecíamos su buen hacer. Y a mi me sirve siempre de ejemplo.

Si las cosas dejan de darnos igual y empiezan a importarnos seguro que podemos sumar para que se produzcan cambios, los primeros, y más importantes, interiores.

¿Y tú qué opinas? ¿Te da igual? ¿O te importa?.

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